Por fin hemos "procesado" todo el material que tenemos del día de puertas abiertas. Nos faltan sólo dos cosas: la primera es la cita de Archie Brennan, que nos gustó tanto que la colocamos en la escalera de subida a la sala de exposiciones. Es una invitación a la reflexión sobre qué es un tapiz, y nos viene muy bien recordarla ahora, cuando estamos inmersas en el trabajo para el diseño definitivo del tapiz, cuando dibujamos con mano tejedora.....
Algún día me gustaría reunir un grupo de ilustres personajes...
Entre ellos se encontraría, además de un tejedor precolombino, otro de la Edad Media, un creador de tejidos coptos, un tejedor escandinavo del siglo XVII y un creador chino de K'o se. Mientras se va sirviendo el café, acompañado de tequila, calvados, vino, cognac, schnaps, sake y un buen whiskey de Malta, conduciría la conversación, sin que nadie se dé cuenta, hacia el tema principal, ahí donde se hable de tapicería: su definición.
¡No! Mejor no hacerlo ¡Demasiado arriesgado! La sobremesa terminaría, sin duda, en un caos absoluto. Pero la idea es tentadora, así pues, seguimos el juego. Me imagino a Jean Luçat como chef de cuisine. Veo a Rafael pintando el mural que ha de decorar el comedor, interrumpiendo su tarea de vez en cuando para oficiar de camarero, junto a Le Corbusier, quien, mientras vuelve a llenar los vasos de los invitados intenta enrollar el mural de Rafael murmurando algo de un "mural nómada”. Buscaría también un papel para William Morris, no como invitado, por supuesto; ellos han de ser tejedores.
¿Y cuál sería el fruto de este esfuerzo común? ¿Sería una definición válida, una aportación trascendental al mundo de los tapices? Aunque no fuera así, en algunos puntos sí que estarían de acuerdo:
Buenos tapices siempre han de ser largos y rectangulares/ muy largos y rectangulares/ pequeños/ muy pequeños- y a veces redondos.
Buenos tapices siempre han de cubrir paredes/ suelos/ muebles/ han de servir de vestimenta- o mortaja.
Buenos tapices han de ser diseñados por un artista/ tejedor/ artista-tejedor/ o inspirados en tapices antiguos.
Buenos tapices han de ser tejidos por hombres/ mujeres- o niños.
Buenos tapices han de ser tejidos del derecho/ del revés.
Buenos tapices han de ser tejidos en telares de alto lizo/ de bajo lizo/ con cruzamientos/ sin cruzamientos/ con urdimbre y trama de lana/ urdimbre y trama de lino/ urdimbre y trama de seda/ urdimbre y trama de algodón/ cualquier combinación de los materiales antes mencionados/ con nudos/ sin nudos/ con tejido doble o simple. Y siempre y cuando aparente ser la trama, la urdimbre puede quedar al descubierto.
Buenos tapices siempre han de enfocar el proceso, el cómo/ siempre han de apelar a la imaginación, al por qué.
Buenos tapices han de presentar hachures (¿y qué diablos son "hachures"?)
Quizá debería abandonar a esta gente tan absorbida por su discusión y volver al telar - o aún mejor, pasarme antes por la cocina y tomarme una última taza de café con el personal.
¿Una definición de tapicería? Las palabras "precolombino" y "medieval" - denominaciones creadas después de los eventos que definen - señalan una vía posible. Los tejedores medievales ignoraban que vivían en la Edad Media. Estaban ocupados tejiendo tapices que reflejaran sus sueños y sus realidades, sus necesidades y sus mentalidades que nacieron del mundo en el que vivieron.
Los tejedores peruanos y bolivianos ignoraban ser precolombinos. Estaban demasiado ocupados en inventar y reinventar el proceso textil para despistar con ello a los historiadores, escritores y tejedores post-colombinos.
Historiadores. Son ellos los encargados de definir los imperativos que rigen el proceso textil tal como se entiende y se realiza hoy en día - siempre y cuando esperen con ello hasta más tarde - mucho más tarde.
Archie Brennan
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