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Así empezamos: cada una eligiendo sus colores preferidos, cada una luchando con el ejercicio. La cosa era ir cambiando de un color a otro tejiendo franjas más o menos anchas, disminuyendo un color y aumentando el otro en ritmos regulares. Pero lo que más nos costó era controlar la tensión con la que introdujimos el hilo de la trama. Quien alguna vez haya estado en este mismo punto de aprendizaje, sabe lo complicado que es una cosa aparentemente tan sencilla como mantener siempre la misma tensión. Los primeros días incluso se notaba dónde habiamos parado para ir a desayunar..........
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